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Vamos a suponer, mamá, que yo tengo 6 años otra vez. ¿Me sigues? Bien, pues ahí estoy a la hora de la salida como siempre en la puerta de la Sur 13. Estoy paradito con mi uniforme bicolor de la Escuela primaria Federal Orizaba.
A escasos 15 metros de nosotros, el papá de Anselmo le empieza a dar tremenda golpiza a mi compañerito. Y ya sabemos cómo era Anselmo y todas esas cosas que hace que te he contado, pero te quiero decir que no es justo y me gana el llanto, y no puedo decirte todo, porque recuerda, mamá, que estamos suponiendo que tengo 6 años y que estamos ahí.
Entonces el papá de Anselmo (según) desesperado porque no sabe cómo lidiar con su hijo, que… vamos a suponer, mamá, sí es malcriado y peleonero, que no hace la tarea y hace lo más peor que puede hacer un niño de 6 años, mamá, todo eso, y un montón de cosas más, las hace Anselmo… entonces su papá le pega siempre. Sí, mamá. Pero hoy la golpiza es la más fea. Horrible. Muy violenta. Salvaje.
Y ahí estamos los dos, tú y yo, mamá, cuando vemos que llega el maestro de educación física y… él también comieza a golpear y a patear y a escupir a Anselmo. Y todo porque parece que el papá de Anselmo le debe dinero al profesor de educación física o al revés o quién sabe qué se traen, pero es algo indebido, mamá. Eso sí.
Y los papás que están afuera de la escuela como que no saben qué hacer. Y los niños queremos defender a Anselmo, mamá. No sólo los de primero, hasta los de segundo y los de tercero y los de cuarto, mamá. También los de quinto y los de sexto. Y ya sabes cómo somos los niños, mamá, no sabemos de sus cosas de los adultos, de observar y de estarse quietos.
En eso sale la directora, mamá, que en lugar de parar la golpiza empieza a hablar de las bancas que ha pintado en el último año. Y ahí está la señora ésta, dice y dice un montón de cosas sobre la campana de la escuela y cómo ha crecido el pasto del patio.
Entonces, con lo de Alnselmo se hace un montón de bulla. Y los papás de unos niños, mamá… empiezan a decir que lo que le pasa a Anselmo es seguramente por algo. Que a los niños buenos no les pegan así. Como si pegar salvajemente a un niño estuviera bien. Aunque en el fondo, mamá… yo creo que no les importa mucho, porque tú y yo sabemos que Anselmo es pobre y su familia trabaja en el basurero municipal.
Y ya todo es un relajo y, como siempre, la señora de la miscelánea anda metida. Sí, esa que sabemos que vende todo más caro porque tiene negocios con la dicrectora de la escuela. Lo raro es que luego tú y otras mamás y papás no más le hacen caso a ella y a sus mentiras. Aunque saben que está comprada y que su negocio ni es la miscelánea, es el chisme.
Pero bueno… la cosa es que nos avalanzamos todos los niños a defender a Anselmo… y ahí vamos, los de primero, los de segundo, todos hasta los de sexto. Y en otras escuelas empiezan a echarnos porras, mamá. La cosa ya es un chisme bien grande y bien feo, en las otras escuelas hasta se burlan de que nuestra directora deja que estas cosas pasen y no puede explicar porque usa unos vestidos caros que le regalan en la miscelánea.
Y … vamos a suponer, mamá, que ahí andamos en desorden y en bola los niños tratando, a como podemos, de defender a Anselmo, y en eso te pones nerviosa porque salen las maestras y como locas empiezan a agarrar a golpes a todos los niños. Y seguro tienes miedo que me peguen a mí. Y ni te acuerdas de lo que hizo el maestro de educación física. Ni de todo lo malo que ha hecho la directora. Hasta los de la cooperativa nos regañan por defender a Anselmo en lugar de parar a las maestras.
Pero ¿sabes qué mamá?, ahora sí no nos van a parar. Porque #yanoscansamos de que los maestros, la directora, la de la miscelánea, los de la sociedad de padres de familia, los de la cooperativa, que todos nos peguen desde hace mucho. Mucho y muy feo. Y ya estuvo bueno, mamá, ahora sí, eso se tiene que acabar. Porque yo no quiero que Santiago, Mauro y José Emilio tengan que irse a otra escuela o que al rato les vayan a pegar. Y creo que tú tampoco quieres eso, mamá.

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