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Sobre la #JusticiaAbierta, más que un comentario tengo una pregunta. Bueno, varias.
¿Qué es eso de abrir la justicia? Tres elementos: transparencia, participación y colaboración. Eso es lo uno se encuentra si busca #JusticiaAbierta, concepto relacionado como por arte de magia al de #GobiernoAbierto. ¿Son dos cosas distintas? ¿Es lo mismo abrir el Gobierno y abrir la justicia?
Claro, la idea de fondo está en aplicar los tres principios (transparencia, participación y colaboración) pensados para el Gobierno, a los tribunales u órganos jurisdiccionales. Pero entonces, ¿por qué no nos quedamos con #TribunalesAbiertos? ¿Por qué justicia?
México ha sido recientemente reconocido por su legislación de avanzada en materia de acceso a la información. A pesar de ello, también cuenta con el vengonzoso reconocimiento como uno de los Estados con mayores problemas de impunidad y corrupción. En 2015 Transparencia Internacional nos calificó con 35 puntos de 100 posibles, ocupando el lugar 95 de 168 países[1].
En este escenario es claro que una legislación, por más chiquitiwow que sea, no basta para abrir al Estado. Si no es vía legislación, ¿entonces por dónde? Por lo pronto, van algunas ideas relacionadas al principio de transparencia que busca reinvidicar esta idea de #TribunalesAbiertos.
El principio de transparencia parece haberse entendido en términos de López Obrador: TODO mal es culpa de la corrupción. ¿Será? En fin, bajo este principio, desarrollado y reglamentado por ley, los tribunales tienen la obligación de abrirle la puerta a la ciudadanía para que conozca la gestión de sus recursos.
Pero como ya dijimos, las obligaciones legales, en este rubro, se quedan muy cortas. Transparentar los tribunales implicaría, por lo menos, que la ciudadanía cuente con los medios para conocer qué hace, cómo lo hace y por qué lo hace así.
Si algún tribunal nos sirve como ejemplo para hablar de tribunales abiertos, es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pues desde hace años ha abanderado la causa de la #JusticiaAbierta en México.
¿Qué hace?
El TEPJF se encarga “de resolver controversias en materia electoral, proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos e impartir justicia en el ámbito electoral.[2] Esa son las funciones que aparecen en su portal oficial.
Pero ya, en serio, ¿qué hace el Tribunal? No me refiero propiamente a cuáles son sus atribuciones legales y competenciales, sino a quiénes trabajan ahí y cuáles son sus actividades. Propiamente, ¿en qué dedica su tiempo un secretario de estudio y cuenta, por ejemplo? Yo entiendo que una magistrada no lea absolutamente todo lo que pase por su despacho. Para eso tiene un equipo de trabajo capacitado. Pero, ¿qué sí lee y qué no lee un magistrado?
Y ya entrados en preguntas, es apenas lógico que la gran mayoría de la ciudadanía se pregunte a qué se refiere propiamente el término electoral, o cuáles son esos derechos político-electorales. Es decir, solo en la medida en la que esas funciones se logren relacionar con las prepcupaciones e intereses de los no-especialistas, entonces habrá espacio para iniciar la interacción.
Para ello, se ve de lejos una necesidad de desvincular la exclusividad de la materia electoral con los partidos políticos. En tiempos anti-partidistas (y agárranse a que pase el encanto de MORENA), en la medida en la que la palabra electoral provoque la imagen de partidos políticos en nuestras mentes, serán solo ellos quienes interactúen con la función jurisdiccional en materia electoral.
¿Cómo lo hace?
La impartición de justicia electoral, en principio, se ejecuta por medio de sentencias. Aunque como ente administrativo produce un montón de acuerdos y documentos de muchas naturalezas, la sentencia es por excelencia la forma en la que un órgano jurisdiccional se comunica con la ciudadanía.
Imagínese en el problemón que estamos, considerando que las sentencias en México (aunque también en otros países) utilizan más palabras en latín que la iglesia y Harry Potter juntos. Que le entienda su… No, pues ni su mamá.
A pesar de semejante tragedia, con la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a la cabeza, el esfuerzo por producir sentencias que alguien entienda, en términos de lenguaje y de estructura, es para aplaudirse. Evaluar/Escribir/Comunicar/Sentencias (EECOS) es el sistema adoptado para ello en 2013 por la Sala Regional Monterrey del TEPJF.
Esas ejemplares sentencias del Tribunal Electoral, que siguen siendo pocas, todavía están muy alejadas de ser un canal de comunicación efectiva para conectar con la ciudadanía. Por lo menos con TODA la ciudadanía.
Por último, ¿por qué lo hace así?
Al Tribunal le toca convencernos de que sus decisiones son correctas. La tarea no es fácil. El desfase entre la alta especialidad técnica que requiere la materia (o por lo menos así nos lo han vendido) y el franco desinterés de la población, genera un reto mayúsculo para generar canales de comunicación efectiva.
Y es que una cosa es mejorar la calidad de las sentencias y otra disminuir la complejidad de las mismas. La primera sirve, en su caso, para convencer a un público especializado de que se resolvió como debía resolverse, por lo menos mediante un estándar razonable. La segunda, para que incluso un público no-especializado sepa, por lo menos, qué carajos se está resolviendo.
Si eso se requiere para abrir los tribunales, imagínese para abrir la justicia.
[1] Transparency International. Corruption Perceptions Index 2015. Disponible en: [https://www.transparency.org/cpi2015/#map-container].
[2] ¿Quiénes somos y qué hacemos? Portal del Tribunal Electoral del Poder Juducial de la Federación. Disponible en línea: [https://portal.te.gob.mx/front/contents/index/1].

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