El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador señaló en la conferencia mañanera del pasado 8 de enero que hay campañas en su contra que hablan de desabasto y falta de medicamentos para “enfermos de sida” y “niños con cáncer”. Dijo que cuando termine la corrupción y el boicot de quienes manejaban el gran negocio alcanzará el presupuesto para entregar todos los medicamentos.
Estas declaraciones hicieron reaccionar a las organizaciones de la sociedad civil y a las personas que viven con VIH. Respondieron que no se puede supeditar el artículo 4 de la Constitución, el derecho a la salud, a la lucha contra la corrupción. Afirman que seguirán exigiendo ante la falta de acceso a medicamentos y la lucha contra la estigmatización y discriminación que supone referirse a las personas que viven con Sida como enfermos.
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La Red Mexicana de personas que viven con VIH en CDMX elabora el registro y documenta todos los casos de personas que llegan a su organización a pedir medicamentos. «De lunes a miércoles esta semana, con receta y credencial de elector, hemos despachado a 25 personas que están afiliadas al IMSS y al ISSSTE. AMLO dice que está haciendo limpieza de corrupción desde lo más profundo pero la realidad es que en cuestiones de salud no pueden estar jugando. Es urgente que todos los CAPASITS (Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual), así como el IMSS y el ISSSTE tengan medicamentos” señala Melken Mejía, activista de la Red. “Como organización damos medicamento de forma gratuita que proviene de donaciones. Por ejemplo, hoy nos llegó un frasco de 30 pastillas de Truvada y desde la Red sacamos dosis de 10 pastillas para beneficiar a 3 personas. Hacemos bolsitas de 10 dosis y eso es lo que les damos.”
La Red es una de las organizaciones que criticó la nueva estrategia del presidente de no asignar más recursos a las Organizaciones de la Sociedad Civil para ofrecer tratamientos antirretrovirales a las personas que viven con VIH. El nuevo mecanismo para la compra de medicamentos hace que las poblaciones más vulnerables, personas trans* y trabajadoras sexuales sean las más perjudicadas.
«No somos enfermos. El presidente debería ser cuidadoso con su lenguaje»
En el mismo sentido se expresó Carlos Granados, fundador y coordinador de Vhiviendoenplenitud, organización que se dedica al acompañamiento y asesoría de personas que viven con VIH de la comunidad LGBT, “No somos enfermos. Tenemos una condición de salud en la que tenemos que tomar un medicamento para mantenerlo controlado. Ese lenguaje que usó el presidente es muy peyorativo y ofensivo porque estigmatiza. Luego la gente escucha este tipo de discursos en boca del presidente y los repite. En redes sociales he notado que dicen: ´y por qué yo tengo que pagar con mis impuestos el tratamiento a sidosos´. Hasta ahí llega el discurso de odio. El presidente debería ser muy cuidadoso con su lenguaje porque es tanto lo que él diga y lo que la gente entiende que se convierte en un discurso de odio”.
En cuanto al desabastecimiento su organización, también ha denunciado que la falta de medicamentos antirretrovirales supone el cambio sin explicación alguna de los tratamientos que las personas llevaban durante años: “Han llegado compañeros que me piden medicamentos porque no le están surtiendo. Y todavía le están recetando un medicamento antiguo que ya no está en uso y eso es preocupante”.
Granados también aclaró por qué están discontinuados algunos medicamentos: “Están discontinuados porque el gobierno no los compró, no porque ya no sirvan. Y como no los compró, no los pueden recetar”
«Mi médico me advirtió que no podía garantizar el abasto»
En ese sentido, Adrian Miranda de Red de jóvenes y Adolescentes Positivos de Morelos, contó a Presentes su experiencia con medicamentos discontinuados. “Hace unos días, se me acabaron las reservas de Truvada. Volví a la clínica para preguntar si ya habían recibido el medicamento y me dijeron que la empresa distribuidora había sido demandada por incumplimiento y ya no sería surtido a los derechohabientes. Esperé a mi médico durante varias horas para decirle que necesitaba el cambio a Biktarvy. No hubo ninguna evaluación, ni agujas ni gotas de sangre. Simplemente escribió una receta y me advirtió que no podían garantizar el abasto de Biktarvy, y que en caso de faltar, no podría regresarme al tratamiento anterior o mi sistema inmunológico sería afectado”