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Los más prudente es apartarse, respetar, observar, escuchar y aprender. Hacer exámenes internos sobre nuestras conductas y mirar ahí, en la honestidad del silencio, como se han manifestado patrones patriarcales en nuestras propias vidas. Rehabilitarnos, como dijo Martín Vivanco en una reciente columna en El Universal 

No sé si existan hombres feministas. En el fondo me parece que es una cuestión de categorías y de la forma en que se comprendan y acotan los conceptos. Se trata de un movimiento de mujeres, es el tema de nuestra época. Y si se entiende al feminismo como sinónimo de mujer y su lucha, no puedes ser feminista porque no eres mujer. Es decir, es un movimiento en contra de los hombres. Sería casi un oxímoron.

Y está bien y se justifica. Ahí encuentran cabida protestas y expresiones como el “violador eres tú”, porque es una lucha en contra del sistema que los hombres representamos. Un esquema de desigualdades y violencias generalizadas a lo largo del tiempo. Y en ese sentido, el feminismo es un acto de revolución frente a los hombres y el machismo como régimen, como historia, como disparidades y como violencias. Aquí no puede haber hombres feministas. Es el tiempo de las mujeres, sin duda.

El problema somos los hombres. Pero, ¿es suficiente con rehabilitarnos, cambiar con el paso lento de los años patrones de conducta, modificar estructuras sociales, legales y culturales? No lo se. Muchos dirán, es el tiempo de ellas y ustedes se callan. Está bien. Pero me queda la impresión que excluir a los hombres es tanto como tener un banquillo de acusados, sin el acusado. Emitir una sentencia sin que aquél otro la escuche.

La marcha del 8 de marzo y #UnDíaSinMujeres será una muestra de su fuerza, de su poder y de su revolución. No hay cabida para los hombres y así debe de ser. A nosotros nos corresponde apoyo, silencio y reflexión.

Tengo la sensación que en algún momento u otro, la discusión tiene que evolucionar. Porque se trata de un problema social. Al final, todos somos consecuencia de sus estructuras. Las víctimas son las mujeres, pero los victimarios somos los hombres. No sé cómo ni cuándo, pero habrá que dialogar, porque en ambos está la solución. No se me ocurre otra forma de resolver un enorme problema nacional, sin tener al responsable presente.

No sé si es posible hablar de hombres feministas. De lo que estoy seguro, es que debemos abrazar todo aquello que el feminismo representa.

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