Por Miguel Pulido
Un encuentro fortuito de hace unos meses terminó en un libro. La historia es esta: caminando por la Colonia Condesa me encontré a mi querida amiga Carolina Rocha. No recuerdo qué cosa llevó al tema, pero nos pusimos a discutir sobre las condiciones generales de impunidad en México. No hacía tanto que yo había estado involucrado en el Corruptour, un proyecto que me dejó grandísimas satisfacciones, conversaciones deliciosas y el ánimo para pensar que este país tiene remedio. Dando vueltas en ese camioncito constaté que, aunque pensemos que todo mundo está al tanto de la corrupción, lo cierto es que ese es un diálogo público con muchísimo ruido. Por su parte, Carolina tenía clarísima la idea de presentar gráficamente cómo los gobernadores saquean y termina pasando nada. Tiramos ideas, nos emocionamos, nos vimos a los ojos y finalmente prometimos escribir un libro juntos.
Así nació “Qué tanto es tantito. Atlas de la corrupción 2000-2018”. Un libro que surge justo cuando la política mexicana está pasando por un mal momento, uno crítico. Desde la mitad del sexenio, el escenario no deja de complicarse y no tengo la menor duda de que esta es la situación más delicada de los últimos 20 años.
No hay que ser científico social para llegar a una conclusión similar, basta con estar atento a lo que sucede a nuestro alrededor, desde el tono y contenido de las conversaciones con familiares y amigos, la efervescencia en las calles, los resultados de las encuestas de opinión, lo que pasa en las redes sociales, incluso lo que dice un sector de la prensa (libre).
Los casos que la PGR pierde o en los que se desiste son simplemente de escándalo. La incapacidad de las instituciones para responder, con moderada solvencia a los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación, también es para enfurecerse. Vamos sin freno y con locura de la Estafa Maestra a los Piratas de Borge, a la Casa Blanca, al Banco de Duarte, las Residencias de Medina, los arrestos por parte de los gringos y más. Todo eso sin contar la manera en la que en el Congreso eligen a las personas para ocupar los más importantes cargos públicos (como la llegada de Medina Mora a la Corte, la imposición de Paloma Merodio en el INEGI o el reciente nombramiento de David Colmenares en la ASF).
Y eso se mezcla con malos gobiernos. Porque los grandes resultados y los incuestionables logros sólo existen en la mente de Peña Nieto, en la boca de los aduladores de turno o en la publicidad oficial pagada con nuestros impuestos. A millones de mexicanos a los que los precios de la gasolina o de la tortilla no los deja de asfixiar, a los que el INEGI y el CONEVAL ya no encuentran cómo describir sus carencias, a ellos no hay manera de engañarlos. Pero si usted no le cree a quienes el fracaso económico y la violencia los tienen jodidos, siempre puede acudir a otras fuentes, porque lo dicen desde la academia, los medios de comunicación (principalmente extranjeros), la ONU, la CEPAL o hasta el Banco Mundial. Sí, el país anda mal. Muy mal.
Frente a todo eso, nos propusimos la indisciplina de la memoria. Con todo eso en la cabeza quisimos describir formas, actores, montos, alianzas, todo de la corrupción. Nos metimos entonces en la loca aventura de construir una guía ilustrada de lo que sucede en el país. ¿Pueden imaginar lo que fue eso? En el proceso nos llenamos de estrés, de larguísimas jornadas de investigación (graciaaaas equipo de Antifaz por su ayuda), de pleitos de interpretación, correcciones recíprocas de estilo, muchas, muchísimas risas y la convicción de que había mucho que contar.
Terminamos con un libro que tiene humor, tiene picardía, tiene algo de provocación, incluso de transgresión. Con todo, no es una invitación a tratar de manera frívola el saqueo y la descomposición de la vida pública, sino una respuesta a las señales que nos rodean, que parecen indicar que una buena parte de la clase política está dispuesta a aprovechar que ya nadie cree en ellos.
Pero para quienes dicen que el saqueo es inevitable, les decimos que eso no es cierto. Nosotros optamos por el humor, como respuesta a una casta a la que se le aprecia cómoda gobernando, legislando, decidiendo con poca o nula credibilidad. A un grupo que se instaló para arrebatar, desviar, acumular, robar, abusar. El libro también denuncia a una oposición que está atrapada en sus propias trampas. Le damos su tallón a las alternancias que dan vergüenza o rabia o lástima o las tres cosas juntas. Retratamos a partidos que se dijeron de oposición y que terminaron haciendo lo mismo o peores cosas.
“Qué tanto es tantito” es una apuesta por ejercer la memoria. Una invitación para echar a andar la imaginación y hablar de lo que urge cambiar. Fue posible gracias a un extraordinario equipo que nos apoyó y a la editorial Penguin Random House que creyó en nosotros.
Así que por eso acabé escribiendo un libro con Carolina, porque nos mueve la convicción de que el olvido es la materia prima de la impunidad, y nosotros creemos que este país tiene remedio.
***Lo pueden comprar, aquí y si ya se agotó, también aquí o aquí o en su librería favorita.
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