Por Miguel Pulido
En estos duros momentos, México parece estar a punto de vivir una nueva separación entre la sociedad civil y su clase política.
Razones hay muchas. Una de ellas, la discusión de cómo hacer donaciones con los recursos que los partidos políticos reciben y poder destinarlos a la reconstrucción del país.
Esa actitud es inaceptable. Ese dinero no es suyo. Si quieren donar, que lo hagan con su propio dinero, tal como en estas horas millones de mexicanos solidariamente dan de lo poco que tienen.
Por lo que hace al ofensivo costo de elecciones, NO es una donación lo que exigimos, sino un cambio de prioridades presupuestarias. Un nuevo destino permanente a NUESTROS IMPUESTOS.
Su mezquindad los ciega. Las crisis enseñan. Toca destinar los recursos públicos a atender las necesidades de la población de UNA VEZ POR TODAS, y salen con sus respuestas electoreras de mirada corta:“fideicomisos”,“donaciones”,“bla bla bla”.
No podemos detener los fenómenos naturales, pero sí podemos prepararnos mejor. Y ello requiere inversión. El Fonden tiene unos 9,000 millones de pesos, para este año (2017). Si se pagaran los seguros por daños catastróficos tendríamos unos 15 mil millones de pesos. En prevención somos una broma: la coordinación nacional de protección civil tiene poco más de 200 millones.
El sistema electoral costará 25,000 millones de pesos, agreguen leña al fuego y sumen que sólo entre el presidente, gobernadores y legisladores de todos los partidos se gastan al año más de 30,000 millones de pesos en publicidad oficial.
Ver rostros de políticos en la tele, en lonas, playeras y gorras nos cuesta más de lo que destinamos a atender desastres en todo el país y 20 veces más a prevención. Mis impuestos, tus impuestos no pueden seguir yéndose a la basura.
La exigencia es clara:
1.- solución de Estado al destino de los recursos públicos.
2.- reforma constitucional URGENTE para cambiar el financiamiento del sistema de partidos.
3.- respetar la constitución y detener el despilfarro en sus estúpidos anuncios de televisión y propaganda ególatra.
4.- tener una visión responsable y sensible de futuro, que atienda el largo plazo.
Y a la ciudadanía toca preguntarse qué queremos de esta dolorosa experiencia: niños que en el futuro tendrán pantallas plagadas de rostros de políticos y basura electoral por todas partes o un país capaz de salvarles la vida y darles educación y casa.
Hoy necesitamos que nuestro dinero se use para reconstruir el país. Y mañana para prepararnos mejor para estas situaciones y pasado para salvar vidas y disminuir las fatalidades.
¿Se entiende?
¡Sean sensibles carajo! Ahí está la lección que les está dando el pueblo de México.
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NO podemos tener una estrategia de prevención SIN saber cuánto daño causan realmente los desastres. Y no podemos saber cuánto cuestan, si el gobierno NO cuenta adecuadamente TODA la ayuda que da la sociedad. ¿Y si los que donamos exigimos que de una vez por todas las decisiones sean para salvar vidas y disminuir daños?
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